- Este relato es el resultado de un trabajo de clase. Hemos estudiado la narración y había que hacer un ejercicio de creación narrativa.
Por Rafael Carrasco Carmona
Había una vez un pequeño vampiro llamado Noye, era blanco como la nieve, tenía unos colmillos largos, y unos ojos morados impactantes. Él era muy astuto y los niños al verle corrían porque tenían miedo, pero solo con mirarle su sonrisa parecía un buen vampiro. A él, le gustaban los juegos de pensar, también le gustaba leer y aprendía por su cuenta ya que no podía ir al colegio y a diferencia de los demás vampiros se despertaba por la mañana.
Sólo jugaba con su hermano Atila y el mayordomo Nero. Su padre, Loonin era un avaro y un egoísta pero en el fondo no era mala persona aunque no hacía nada por sus familiares, pero en cambio su madre era muy buena, comía pollo y otros tipos de carnes para que los humanos no la descubrieran y pudieran llevar una vida más normal.
Su padre solía jugar al bingo con otros vampiros, ocasiones que nuestro amigose maquillaba y salía para buscar amigos HUMANOS.
Su madre, lo echó en falta, lo buscó por todas partes, en el jardín, en todas las habitaciones de la antigua mansión por que era muy grande, ya que temía que el espíritu maligno de Eskittypijo, por una vieja venganza familiar lo encontrara y pudiera hacerle algún mal.
Noye se echó amigos en el mundo de las personas, ya que le parecía todo lo relacionado con ellos fascinante, le permitía conocer cosas nuevas, puesto que era una persona con gran ansia de saber y conocer. Pero entonces la tarde se hizo corta, como siempre pasa cuando nos divertimos con amigos. De repente el cielo se volvió sombrío, oscuro y frío como una noche de invierno. Y una nube negra como el hollín corrió detrás de Noye, era el espíritu maligno de Eskittypijo que lo acercó a un viejo pozo para enterrarlo en él, como habrían hecho sus antepasados. Sus amigos le siguieron, pensando que le ocurriría lo peor. Pero Noye, aunque era de tamaño pequeño, se enfrentó al él diciéndole :
-Mátame si quieres.
-¿Estás seguro? Porque lo haré encantado.
-Sí, estoy seguro, pero entonces nunca descubrirás dónde está el pozo de los vivos.
-¿El pozo de los vivos?
-Si, el pozo de los vivos.
-Dónde está, y te dejaré vivir.
-Está delante de tus ojos.
Eskittypijo se lanzó al pozo, murió y acabo por fin con la venganza que había hecho tan desgraciada a la familia de Noye.
Noye enseñó a sus amigos su verdadera identidad, y uno dijo:
-Aunque seas un vampiro te respetaremos por igual.
-Y yo a vosotros.
Entonces Noye volvió a casa. Cuando llegaron a ella, ya su familia no tenía nada que temer, y por fin podrían ser felices para siempre, sin el fantasma del miedo.
Noye iba a jugar con sus amigos y su hermano Atila., sin la amenaza del viejo enemigo familiar.
Entonces vivieron felices, y comieron mucha sangre de pollo encebollada.
