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martes, 13 de abril de 2010

La cueva monstruita

  •  Este es otro de los relatos realizados en clase con motivo del ejercicio narrativo trabajado en clase de Lengua. 
Por Ana María Carrasco Copado
Había una vez un aventurero que le encantaba viajar y navegar en su barco. A éste le encantaba la música,y junto a su perra, llamada Chispi, una perra de agua de color marrón con pelo rizado, cantaba y jugaba mientras llegaba a su destino.
Él cantaba muy bien, lo había heredado de su abuelo que en sus tiempos fue un famosísimo cantante .
Esta vez su destino era llegar a las islas Negras, un lugar al que nadie se atrevía a pisar, porque allí vivía un terrible monstruo.
Él iba con la intención de encontrar el tesoro perdido.
Llegando ya por la cueva donde se encontraba sintieron un ruido.
-¿Y si es el terrible monstruo del que se habla tanto que está en esta isla? -se preguntó para sus adentros.
El pobre hombre estaba muy asustado y le daba mucho miedo meterse en aquella cueva oscura y monstruosa. Pero bien erguido se adentró a la cueva. Oía voces muy extrañas que decían:
-¿Cómo te atreves a entrar en mi casa ?
Él sintió tanto miedo que arrancó a correr y salió de la cueva .
Al salirse se oyó una voz reírse .
Entonces, ya sin miedo, entró de nuevo en la cueva.
Cada vez que estaba más cerca mucho más se oían las voces. Ya había empezado a cavar cuando detrás se una enorme piedra sintió un ruido. Con mucha curiosidad se fue acercando hacia la piedra . Había un preso que se había escapado de la cárcel y la policía lo estaba buscando .
Estuvo hablando con nuestro protagonista y le contó que estaba haciendo eso porque
así nadie se atrevería a adentrarse en la cueva y nunca volvería a estar preso.
Nuestro protagonista sabía que si se iba sin entregarlo a la policía no estaría bien y además el preso había cometido un robo. Se montaron en el barco sin decirle a donde iban y por el camino llamó a la policía para que los esperara en el puerto.
Lo que no sabía es que habían puesto carteles diciendo que quien encontrara al preso recibiría una recompensa de 1.000 euros.
Éste se ganó el dinero y con ese dinero fue a una academia de cante donde se hizo famoso.

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